Iniciación

 

Para comenzar a meditar, es fundamental encontrar un lugar tranquilo y cómodo donde puedas sentarte o recostarte sin distracciones. Una vez allí, cierra suavemente los ojos y comienza a tomar conciencia de tu respiración, sintiendo cómo entra y sale el aire de tus pulmones. Permite que tu atención se enfoque en el flujo natural de la respiración, sin tratar de controlarla. A medida que surjan pensamientos, simplemente obsérvalos pasar sin juzgarlos y dirige gentilmente tu atención de regreso a la respiración. Practica este ejercicio durante unos minutos cada día, aumentando gradualmente la duración a medida que te sientas más cómodo. Recuerda que la meditación es un proceso gradual y no hay una forma "correcta" de hacerlo, así que sé amable contigo mismo mientras exploras esta práctica transformadora.